BIOGRAFIA RESUMIDA DEL GENERAL SAN MARTÍN
Fuente: Congreso de La República
del Perú
BIOGRAFÍA LIBERTADOR DON JOSÉ FRANCISCO
DE SAN MARTÍN Y MATORRAS
"Nacido en las misiones jesuitas de Yapeyú el 25 de febrero de
1777, José de San Martín marchó a España antes de cumplir los cinco años de
edad, llevado por sus padres para que completara su educación en los colegios
de la península. Tenía 13 años cuando ingresó de cadete al regimiento Muecia,
dando así comienzo a la carrera militar en que estaba llamado a distinguirse
durante la invasión napoleónica. San Martín tomó parte activa en las guerras de
España contra Inglaterra y Francia, combatiendo en Cabo San Vicente, en el
norte de África, en Arjonilla, en Bailén, y finalmente en Albuera. Por sus
servicios a la Madre Patria y sus grandes condiciones militares, valor,
inteligencia, disciplina y lealtad, fue ascendido a Tnte. Crnel. de caballería
y recibió las medallas concedidos por dichas acciones de armas. Ya para 1812,
San Martín manifiesta sus sentimientos americanistas y sus simpatía por la
emancipación de las colonias españolas. Juzga que ha cumplido su deber para con
al patria de sus padres, derramando su sangre para defenderla de la agresión
napoleónica, y que ya debe consagrar su vida a la libertad del pueblo en que ha
nacido. Como sigue de cerca el movimiento liberal de la época y mantiene tratos
con las logias que trabajan por la libertad de América, decide su viaje a
Buenos Aires, a donde llega en 1812. El gobierno argentino le revalida su clase
militar y le encomienda la organización del Regimiento Granaderos a Caballo que
habría de vencer, primero en San Lorenzo, en 1813, y más tarde participar en
forma brillante en las campañas por la libertad de Chile, Perú y Ecuador. En
1814, asume el mando del Ejército Argentino del Alto Perú en lugar de Belgrano,
y luego la Gobernación de Cuyo, donde comienza a echar las bases del Ejército
de los Andes. Por sus talentos militares y su espíritu organizador, es
promovido a la clase de Capitán General y recibe el apoyo del Gobierno para
preparar la expedición destinada a libertad a Chile. En 1817, pasa los Andes,
en una hazaña sólo comparable a la que realizó Bolívar para llevar sus armas
victoriosas hasta Bogotá. San Martín logró el triunfo de Chacabuco el 12 de
febrero de ese año, y tras el momentáneo revés de Cancharayada, alcanzó la
jornada decisiva de Maipú el 5 de abril de 14818, que consumó la independencia
de Chile. Su entrada a Santiago fue triunfal, como salvador de la libertad de
ese país. Ese triunfo le permitió consagrarse a su grande ideal de llevar las
armas de la patria al Perú, tal como o había anunciado desde 1814. El 20 de
agosto de 1820, zarpaba de Valparaíso la flota al mando de Cochrane,
conduciendo la Expedición Libertadora que el 8 de setiembre desembarcó en
Paracas. El mismo día del arribo a Pisco, San Martín lanzó una proclama a sus
soldados, diciendo: "Hemos llegado al lugar de nuestro destino, y sólo
falta que el valor consuma la obra de la constancia... acordaos que no venía a
hacer conquistas sino a libertar pueblos. Luego pasó a Huaura para iniciar la
campaña militar que le abrió las puertas de Lima, a donde entró el General San
Martín el 10 de julio de 1821. El 28, juró la independencia del Perú con la
bandera peruana que él había creado en Pisco pocos meses antes; y el 2 de
agosto, desligándose de toda dependencia política a Chile, asumió el mando
supremo en el Perú con el título de Protector. El 26 de julio de 1822 se
entrevistó con el Libertador Bolívar en Guayaquil. De regreso convocó el 20 de
setiembre del mismo año, saliendo del Perú para siempre. Al entregar las
inignias del Poder, San Martín dijo: "He cumplido la promesa sagrada que
hice al Perú: he visto reunidos los representantes: fuerza enemiga ya no
amenaza la independencia de unos pueblos que quieren ser libres y que tienen
los medios para serlo".
El Congreso Constituyente en reconocimiento de los servicios prestados
pro el Protector a nuestra independencia, le acordó, entre otros honores, los
títulos de Primer Soldado de la Libertad, Generalísimo de las Armas del Perú,
Fundador de la Libertad del Perú, el agrado de Capitán General y el uso de la
banda bicolor con los honores del poder ejecutivo en todo el territorio del
país. Además, dispuso que se le levantara una estatua y que un busto del
Generalísimo fuera erigido en la Biblioteca Nacional, por él fundada.
Entre 1822 y 1850 San Martín vivió desterrado en Europa, salvo un
breve viaje que hizo a Buenos Aires en 1829. Pero aún de lejos siguió
preocupándose por los sucesos del Perú y Argentina, cuyas luchas políticas
produjéronle penosa impresión pues iban contra sus más caros ideales.
"Cada gota de sangre americana que se vierte -decía- me llega al
corazón". Al igual que Bolívar amó el orden y la armonía nacionales.
Pensaba en la unión de todos los pueblos de América y el respeto a los
principios en que se funda la prosperidad y la riqueza de los pueblos. En
vísperas de morir todavía pensaba en el Perú, su segunda patria, y así en su
testamento mandó devolver el pendón Pizarro que le obsequiara el Ayuntamiento de
Lima al renunciar el Mando. Falleció en Boulogne Sur Mer el 17 de agosto de
1850.
Como gobernante el Perú debe al General San Martín importantes
reformas sociales y jurídicas: suprimió la mita y el tributo de los indios;
prohibió la pena de azotes, la tortura y la horca; estableció la libertad de
imprenta; fundó la Biblioteca Pública de Lima; decretó la libertad de los
esclavos nacidos en el Perú y medidas de seguridad individual y colectiva.
Fundó colegios, impulsó las industrias y enalteció la dignidad del hombre. Creó
nuestra Bandera y el Himno Nacional. Fomentó la cultura y pudo cumplir la
promesa que hizo antes de salir de Chile de que venía a luchar por la libertad
y contra la injusticia y la ignorancia. "San Martín es el más grande de
los héroes, el más virtuoso de los hombres públicos, el más desinteresado
patriota, el más humilde en su grandeza y a quien el Perú, Chile y las
Provincias Argentinas le deben su vida y su ser político", fue el juicio
que el ilustre soldado mereció de los peruanos a su retiro del país" .
¿QUIÉN FUE REALMENTE SAN MARTÍN?
¿Quién era realmente José Francisco de San Martín? Aunque la historia
oficial pretende lo contrario, su origen es plebeyo y popular. Como ha sugerido
(y en gran medida demostrado) Hugo Chumbita, en su libro El secreto de Yapeyú.
El origen mestizo de San Martín, éste nace cerca de Paraguay, en Yapeyú, ex
misión jesuítica donde los indígenas guaraníes apoyaron a Artigas contra los
portugueses. Niño de piel oscura y mestiza, su madre real fue Rosa Guarú,
indígena guaraní que lo engendra, amamanta y educa hasta los 3 años, trabajando
como criada, nodriza y sirvienta de Gregoria Matorras y Juan de San Martín
(españoles blancos, que luego adoptan y anotan al pequeño como hijo propio y lo
llevan a España). Su padre real fue el marino español Diego de Alvear y Ponce
de León, de quien es hijo “ilegítimo”, extramatrimonial, pues Rosa —que lo
engendra a los 17 y llega a vivir 112 años—, la mamá indígena del pequeño José,
no era su esposa legal. San Martín es hijo mestizo de esa doble tradición. Su
padre Diego de Alvear paga su carrera militar en Málaga junto con la de Carlos
de Alvear (su hijo legal). Ya adulto, José Francisco regresa a su pueblo y se
dedica a luchar por la independencia de América contra el mundo cultural al que
pertenecía su padre (algo que también le sucedió a Bolívar). Los dos
libertadores tuvieron como madres y educadoras a mujeres del pueblo. Al pequeño
José Francisco lo crió Rosa, su mamá indígena guaraní, al joven Simón lo amamantó
y cuidó Hipólita, una mujer negra afrodescendiente.
Ese origen plebeyo y su rostro mestizo lo marcan a fuego. En Chile, la
aristocracia blanca lo llama despectivamente “el mulato San Martín” y “el
paraguayo”, según recuerda Benjamín Vicuña Mackenna. En Perú, las familias
patricias lo desprecian llamándolo “el cholo de Misiones”. Según apunta Pastor
Obligado, los españoles lo llamaban con desprecio “el indio misionero”. El
general francés Miguel Brayer, que estuvo bajo sus órdenes y luego fue destituido,
lo tachó de “el tape [indígena cristianizado] de Yapeyú”.
A los 5 años, los padres adoptivos de José Francisco lo llevan a
España, lo anotan como propio y le dan su apellido. Su padre biológico no lo
reconoció, pero aportó a cambio la ayuda económica para su carrera militar en
Málaga. Allí José Francisco lucha en varias batallas (norte de África y España)
y enfrenta las invasiones napoleónicas. De formación militar en la guerra de
guerrillas europea pero de identidad mestiza e indoamericana, regresa a su
patria en marzo de 1812 en plena efervescencia independentista, cuando la lucha
democrática se trasladaba de las metrópolis a las colonias.
( extraído de: LA HISTORIA DEL DIA)
¿ QUÉ PASÓ EN LA ENTREVISTA DE GUAYAQUIL?
Bolívar (descendiendo desde el norte) y San Martín (ascendiendo desde
el sur) confluyen en Guayaquil el 26/7/1822. Están juntos aproximadamente 40
horas. Los dos se admiran recíprocamente. No se conocen previamente en persona,
aunque Bolívar tiene informes previos sobre la personalidad, el carácter y la
psicología de San Martín brindados por Manuela, quien lo conocía bien del Perú
por ser amiga íntima de su amante Rosa Campusano y por haber sido condecorada
con la Orden del Sol por el Libertador del sur (Manuela Saenz reconstruye esos
informes sobre San Martín brindados a Bolívar en su Diario de Paita).
Los dos libertadores conversan, discuten y debaten sobre cuatro temas,
algunos más urgentes, otros menos: (a) Los liderazgos de la lucha todavía
pendiente contra el imperio español
(b) La ayuda militar de Bolívar a San
Martín para acabar definitivamente con los españoles en la sierra peruana,
(c)
La situación de Guayaquil que reclamaban tanto Colombia como Perú, y
(d) la
forma futura de gobierno de las nuevas naciones latinoamericanas tras la
independencia.
Como desenlace de esa entrevista, San Martín finalmente cede a
Bolívar la dirección político-militar de la lucha continental y se retira sin
quejas, convencido que ha cumplido su misión.
De los temas más urgentes que ambos debatieron, mucho se ha discutido
sobre los auxilios militares que San Martín necesitaba de Bolívar, clave del
asunto. Lo que nadie se pregunta es… ¿por qué los necesitaba? San Martín no
pudo terminar su obra latinoamericana porque la oligarquía de Buenos Aires y
sus cuadros políticos le dieron la espalda, lo abandonaron y le escamotearon
recursos económicos y combatientes a cambio de negociaciones deshonrosas con
los europeos. La oligarquía de Buenos Aires odiaba a Bolívar, tanto como
despreciaba a San Martín (llegando al extremo de intentar destituirlo y
separarlo del Ejército de los Andes en varias ocasiones hasta que finalmente lo
dejaron solo y abandonado en sus campañas de liberación). Ese es en realidad
“el gran secreto” —nunca mencionado ni analizado— de las discusiones entre los
dos libertadores en la entrevista de Guayaquil, como anota en sus apuntes
biográficos sobre San Martín el escritor Rodolfo Walsh (ver apéndice en este
libro). San Martín, con elegancia y sutileza pero sin callarse, se lo había
remarcado tempranamente al jefe del gobierno porteño, el Director Supremo
Pueyrredón, cuando le escribió “Un justo homenaje al virtuoso patriotismo de
los habitantes de esta provincia […] Admira en efecto que un país de mediana
población sin erario público, sin comercio ni grandes capitalistas […] haya
podido elevar de su mismo seno un ejército de 3.000 hombres, despojándose hasta
de los esclavos, únicos brazos para su agricultura […] en fin, para decirlo de
una vez dar cuantos auxilios son imaginables y que no han venido de esa
capital, para la creación, progreso y sostén del Ejército de los Andes” (José
de San Martín: Carta al Director Supremo Pueyrredón. Mendoza, 21/10/1816). Sin
ambigüedades ni eufemismos, el Libertador del sur le deja en claro en esta
carta a la máxima autoridad política del Río de la Plata que Buenos Aires le
negó auxilios y colaboración para formar y consolidar el Ejército de los Andes
con el que poco tiempo después liberaría Chile y Perú, enfrentando a las tropas
colonialistas. Esa inicial falta de auxilio se profundizaría con los años hasta
convertirse prácticamente en hostilidad. Sin ese dato central, nada se entiende
del encuentro de Guayaquil, de su desenlace ni de la decisión adoptada por San Martín.
DATOS DE LA VIDA DE SAN MARTÍN:
El general Tomás Guido, colaborador y amigo de San Martín, tomó
diversos apuntes sobre el Libertador. Los que siguen a continuación ponen de
manifiesto algunos detalles de su vida cotidiana: "Se me consentirá aquí,
en gracia de tan célebre personaje, una digresión encaminada a suministrar
algunos detalles sobre su vida íntima. Era generalmente sobria y metódica.
Durante su larga permanencia en Chile, tenía por costumbre levantarse de tres y
media a cuatro de la, mañana, y aunque con frecuencia le atormentaba, al
ponerse de pie, un ataque bilioso, causándole fuertes náuseas, recobraba pronto
sus fuerzas por el uso de bebidas estomacales, y pasaba luego a su bufete.
Comenzaba su tarea, casi siempre a las cuatro de la mañana, preparando apuntes
para su secretario, obligado a presentarse a las cinco.
Hasta las diez se
ocupaba de los detalles de la administración del ejército, parque, maestranza,
ambulancias, etc., suspendiendo el trabajo a las diez y media. Desde esa hora
adelante, recibía al Jefe de Estado Mayor, de quien tomaba informes y a quien daba
la orden del día. Sucesivamente concedía entrada franca a sus jefes y personas
de cualquier rango, que solicitaren su audiencia. El almuerzo general era en
extremo frugal, y a la una del día, con militar desenfado, pasaba a la cocina y
pedía al cocinero lo que le parecía más apetitoso. Se sentaba solo, a la mesa
que le estaba preparada con su cubierto, y allí se le pasaba aviso de los que
solicitaban verlo, y cuando se le anunciaban personas de su predilección y
confianza, les permitía entrar. En tan humilde sitio ventilábase toda clase de
asuntos, como si se estuviera en un salón, pero con franca llaneza,
frecuentemente amenizada con agudezas geniales.
Sus jefes predilectos eran los
que gozaban más a menudo de esas sabrosas pláticas. Este hábito, que revelaba
en el fondo un gran despego a toda clase de ostentación, y la sencillez
republicana que lo distinguía, no era casi nunca alterada por el general,
considerándola, -decía él en tono de chanza- un eficaz preservativo del peligro
de tomar en mesa opípara algún alimento dañoso a la debilidad de su estómago.
Mas esto, que pudiera llamarse una excentricidad, no invertía la costumbre de
servirse a las cuatro de la tarde una mesa de estado, que, en ausencia del
general, presidía yo, preparada por reposteros de primera clase, dirigidos por
el famoso Truche, de gastronómica memoria. Asistían a ella jefes y personas
notables, invitadas o que ocasionalmente se hallasen en palacio a la indicada
hora.
El general solía concurrir a los postres, tomando en sociedad el café, y
dando expansión a su genio en conversaciones festivas. Por la tarde recibía
visitas o hacía corto ejercicio, y al anochecer regresaba a continuar su labor,
imponiéndose de la correspondencia del día, tanto interna como del exterior,
hasta las diez, que se retiraba a su aposento y se acostaba en su angosto lecho
de campaña, no habiendo querido, fiel a sus antiguos hábitos, reposar nunca en
la cama lujosa que allí le habían preparado. Mas este régimen era con
frecuencia interrumpido por largas vigilias, en las que meditaba y combinaba
operaciones bélicas del más alto interés, y cuanto se relacionaba con su
inmutable designio de asegurar la independencia y organización política de
Chile. A más de la dolencia casi crónica que diariamente lo mortificaba, sufría
de vez en cuando ataques agudísimos de gota, que, entorpeciendo la articulación
de la muñeca de la mano derecha, lo inhabilitaban para el uso de la pluma.
Su
médico, el doctor Zapata, lo cuidaba con incesante esmero, induciéndolo no
obstante, por desgracia, a un uso desmedido del opio, a punto de que,
convirtiéndose esta droga, a juicio del paciente, en una condición de su
existencia, cerraba el oído a las instancias de sus amigos para que abandonase
el narcótico (de que muchas veces le sustraje los pomitos que lo contenían) y
se desentendía del nocivo efecto que lenta pero continuadamente minaba su
físico y amenazaba su moral". General Tomás Guido.
( Nació el 1º de setiembre de 1788. Se llamaba Tomás Francisco Gil Buenaventura del Rosario Guido Aoiz. Sus contemporáneos y la historia lo conocieron como Tomás Guido)
TESTAMENTO DECLARADO POR EL GENERAL:
En el nombre de Dios Todo Poderoso a quien reconozco como hacedor del
Universo: Digo yo José de San Martín, Generalísimo de la República del Perú y
Fundador de su libertad, Capitán General de la de Chile, y Brigadier General de
la Confederación Argentina, que visto el mal estado de mi salud, declaro por el
presente Testamento lo siguiente:
PRIMERO: dejo por mi absoluta Heredera
de mis bienes, habidos y por haber a mi única hija Mercedes de San Martín
actualmente casada con Mariano Balcarce.
SEGUNDO: Es mi expresa
voluntad que mi hija suministre a mi hermana María Elena, una pensión de mil
francos anuales, y a su fallecimiento, se continúe pagando a su hija Petronila,
una de 250 hasta su muerte, sin que para asegurar este don que hago a mi
hermana y sobrina, sea necesaria otra hipoteca que la confianza que me asiste
de que mi hija y sus herederos cumplirán religiosamente esta mi voluntad.
TERCERO: El sable que me ha
acompañado en toda la Guerra de la Independencia de la América del Sud, le será
entregado al General de la República Argentina Don Juan Manuel de Rosas, como
una prueba de la satisfacción, que como Argentino he tenido al ver la firmeza
con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones
de los Extranjeros que tratan de humillarla.
CUARTO: Prohíbo el que se me haga ningún género de funeral, y desde
el lugar en que falleciere, se me conducirá directamente al cementerio sin
ningún acompañamiento, pero sí desearía, el que mi corazón fuese depositado en
el de Buenos Aires.
QUINTO: Declaro no deber ni haber jamás debido nada a nadie.
SEXTO: Aunque, es verdad que todos mi anhelos no han tenido otro
objeto que el bien de mi hija amada, debo confesar que la honrada conducta de
ésta, y el constante cariño y esmero que siempre me ha manifestado, han
recompensado con usura, todos mis esmeros haciendo mi vejez feliz. Yo le ruego
continúe con el mismo cuidado y contracción la educación de sus hijas (a las
que abrazo con todo mi corazón) si es que a su vez quiere tener la misma feliz suerte
que yo he tenido; igual encargo hago a su esposo, cuya honradez y hombría de
bien no ha desmentido la opinión que había formado de él, lo que me garantiza
continuará haciendo la felicidad de mi hija y nietas.
SÉPTIMO: Todo otro
Testamento o Disposición anterior al presente queda nulo y sin ningún
valor. Hecho en París a veintitrés de
enero del año mil ochocientos cuarenta y cuatro, y escrito todo él de mi puño y
letra –
JOSE DE SAN MARTIN
Artículo adicional. Es mi voluntad que el Estandarte que el bravo
Español Don Francisco Pizarro tremoló en la Conquista del Perú sea devuelto a
esta República (a pesar de ser una propiedad mía) siempre que sus Gobiernos
hayan realizado las recompensas y honores con que me honró su primer
Congreso."
JOSE DE SAN MARTIN
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Muy interesante muchas de las etapas que se desconocía en la vida del libertador.
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