26/11/12

LIMA Y SU PROBLEMA : EL CENTRALISMO



CENTRALIZACIÓN  Y  DESCENTRALIZACIÓN
Por: Iván González Delgado.


LA CENTRALIZACION :

Desde el nacimiento del Estado peruano cargamos  con el peso del “Centralismo limeño” y  percibimos aún, cuán fuerte y arraigado se mantiene hasta nuestros días a pesar de los intentos (buenos  o malos, con intereses políticos o no) de revertir este fenómeno.
No es necesario analizar en profundidad para darnos cuenta y haber percibido que Lima está creciendo aceleradamente en términos de población, con las implicancias políticas, económicas, culturales, sociales y jurídicas que ello genera, produciéndose la migración de peruanos del interior del país hacia Lima, la razón: Lima se hace “atractiva”, o por necesidad.
Lima se hace atractiva porque es el núcleo de transmisión (transmisión que no se lleva a cabo eficientemente) de los procesos de globalización hacia el interior del país, asimismo desde Lima se generan, sistematizan y organizan la toma de decisiones relevantes tanto para el país y para
cada gobierno regional o local. Justamente por ser ese núcleo se instalan las principales empresas e industrias nacionales y transnacionales que comienzan sus procesos de inversión y de generación de empleo, así tenemos que más del 90% de los ingresos y más del 80% de los
gastos está en manos del gobierno central.

Por otro lado, Lima en otras ocasiones se hace no una “atracción” sino una necesidad por la existencia: De Centros hospitalarios, mejor equipados que en el resto del Perú; del aeropuerto  Jorge Chávez, pues a pesar de que en el Cuzco y en Chiclayo hay aeropuertos internacionales, no están debidamente implementados para ser lo que formalmente se les denomina; de los ministerios en todas las carteras; del Palacio de Justicia con todas sus Salas Supremas, y de elTribunal Constitucional, estas dos últimas instituciones acogen a litigantes ciudadanos de todo el Perú, pues las causas en última instancia se resuelven allí.


Lima entre el 1945 y el 1970
  (Resumen)
A partir de 1945 y a lo largo de las siguientes décadas se había  producido un aumento significativo de las migraciones campo-ciudad.  Así tenemos que de acuerdo al censo de 1961, Lima estaba habitada por un millón ochocientos mil habitantes, de los cuales casi la mitad habían nacido en provincias. El número de provincianos en la capital de aquel entonces era un Testimonio de la magnitud de las migraciones internas durante la década de 1950. Por su lado, el 35% de estos migrantes había llegado a Lima antes de 1945 y el 65% después de esa fecha, ocurrió que después de la Segunda Guerra Mundial la capital se vio inundada por provincianos que habían sido campesinos.


Tanto los campesinos de hacienda como los de comunidad dejaron sus ocupaciones ancestrales y se trasladaron masivamente a las ciudades en un proceso que lógicamente ha fascinado a las ciencias sociales peruanas y sobre el cual existe una abundante bibliografía. El pico más alto de las migraciones se produjo durante la década de 1960 y para los años 1970 ya había comenzado a declinar. Las cifras muestran cómo a lo largo del siglo XX la urbanización fue un fenómeno general. Es decir, no sólo creció Lima sino que además las siguientes 12 ciudades lo hicieron también y al mismo ritmo que la capital.
Lima pasó de ser el 5% del total nacional a comienzo de siglo al 24% en 1970. Posteriormente ha seguido subiendo su participación, aunque disminuyendo el ritmo, hasta alcanzar en los años '90 al 29% del Perú que vive en Lima Metropolitana..


En el caso particular de Lima, la concentración demográfica era sólo expresión de una enorme centralización del poder, tanto político, como económico y social. Por ejemplo, administrativamente la capital era la sede de virtualmente todo organismo de gobierno de un aparato estatal tremendamente centralizado. Así, a lo largo de los primeros ochenta años del siglo sólo hubo tres elecciones de autoridades municipales: una en 1919, y dos durante el primer gobierno de Belaunde (1963-1968), Tampoco existían autoridades regionales y entre dos funcionarios nombrados por el Ministerio del Interior, alcaldes y prefectos, se ejercía el poder local en las provincias del Perú. Así, el centralismo limeño había arrasado con las tradiciones de poder local.

La centralización económica del Perú era también muy significativa.  Este proceso económico se expresaba en la primacía social de la capital, que había empujado a grupos enteros de las élites provincianas a trasladarse a la capital en busca de alcanzar un destino, que aparecía imposible sin disponer de conexio­nes permanentes en la capital. Incluso en el caso de las élites regionales más poderosas, como la arequipeña y la trujillana, las familias importantes buscaban colocar a algunos de sus integrantes en la capital para seguir disponiendo del control a nivel regional.

Desde los años cincuenta fue frecuente vincular a los campesinos recién llegados a Lima con la expansión de las barriadas. Para 1961, sólo el 22% de los provincianos que vivían en Lima lo hacían en barriadas. Muchos provincianos vivían en los viejos distritos populares del centro de la ciudad, e incluso en los distritos más acomodados: Miraflores y San Isidro, donde el 40% de sus habitantes había nacido en provincias.
Pero, en lo que a las barriadas se refiere, el 80% de los adultos eran de origen provinciano, lo que hacía lógica la relación que tanto los estudiosos como la población en general hacían entre el fenómeno barrial y el aumento de las migraciones. Resulta que si se distinguen los grupos sociales y geográficos de origen de los migrantes, se encuentra que en las barriadas se hallaban precisamente quienes habían sido campesinos.

casona el Buque en los Barrios altos

Desde aquella época ha sido frecuente también la vinculación de las barriadas con un asentamiento situado en los extremos desérticos alrededor de la capital. Había terminado una época donde los más pobres habían logrado ubicarse al inte­rior del valle de Lima. Durante la primera mitad del siglo XX, al comenzar la transformación del valle del Rímac en una selva de cemento, los más pobres habían encontrado espacio a su interior, normalmente en las zonas eriazas sin propietario particular, como cerros áridos y playas de piedras del rio Rímac.
La cronología de estas barriadas fue establecida por Carlos Delgado en un estudio muy influyente que muestra cómo hasta 1950 se encuentran barriadas interiores que luego han sido rodeadas por la urbanización convencional. Pero, desde los 50 se terminaron estos terrenos y la presión demográfica de los pobres que no podían pagar por un lote urbanizado se dirigió hacia los desiertos que limitan con el valle. Así, se estableció una nítida demarcación geográfica y social entre la urbanización convencional y las barriadas periféricas.
Barriadas de Lima

Las conclusiones de Carlos Delgado sobre la cronología de las barriadas de Lima fueron vueltas a considerar en el estudio de Jean-Claude Driant, quien ha sistematizado la expansión de la forma barrial en los desiertos que rodean Lima. De acuerdo a Driant, la formación de las barriadas periféricas ocurrió a lo largo de la década de 1950, cuando se iniciaron los conos Norte y Sur. El cono Norte fue el primero en formarse y también el primero en adquirir una densidad significativa.
 cono norte - Comas

Durante los 60 y sobre todo en los 70 ambos conos crecieron significativamente gracias a las modernas pistas que construyó el gobierno de Velasco. Durante los años 70 se completó el proceso periférico con la conformación del cono Este.
El caso es que las barriadas interiores fueron mayormente absorbidas, por la ciudad convencional y en cierto sentido casi no se distinguen de los tugurios del centro de Lima o de los viejos barrios populares.
La formación de las barriadas periféricas obedece también a la incapacidad de los viejos barrios populares para asimilar a la totalidad de los nuevos migrantes. La causa principal fue que simplemente no había en ellos el espacio suficiente para incorporar a tanta nueva población. En la víspera de las grandes migraciones había cuatro grandes barrios populares en Lima, que correspondían a dos épocas distintas de su historia. El Rímac y los Barrios Altos tenían pasado colonial. Los Barrios Altos estaba formado sobre lo que había sido El Cercado tradicional, donde estaban reducidos los indios que vivían en la Lima de los siglos XVI y XVII. Por su lado, el Rímac estaba situado en la margen norte del valle, que fue mucho menos urbanizada y era un barrio donde al final del XIX coincidían sectores populares con un sector de clase media.
 Barrios altos 

MÁS INFORMACION SOBRE EL TEMA
a continuación algunas imágenes de como lima fue transformándose en lo que ahora es:
 Av. Arequipa en 1928 (antes)                                                                          av. Arequipa ( hoy)


arco morisco que en un inicio estuvo en la av. Arequipa pero ahora se encuentra en el parque La Amistad en Surco
el edificio Atlas , entre Huancavelica y caylloma

Planta ensambladora de la General Motors -Lima

      
Hacienda Higuereta en 1944 (antes)                            Higuereta (hoy) 

  
        Hacienda  San Borja 1944    antes                                              vista San Borja  (hoy)

 La Colmena 


LIMA Y SU  CENTRALISMO

Lima ha crecido demográficamente, económica y territorialmente  , aún así , la tasa de crecimiento demográfico se ha reducido por la poca inmigración provinciana  a Lima y por la emigración de limeños al extranjero ,el crecimiento demográfico ha hecho que  Lima crezca territorialmente   a causa de  las urbanizaciones espontáneas (invasiones)  más que de las urbanizaciones  formales.
Podemos  encontrar que Lima, ahora tiene  4 grandes centros  urbanos:
El Centro político  en Lima ciudad capital
El centro financiero  en los distritos de San Isidro, San Borja,Miraflores
Los centros comerciales  Jockey Plaza , Plaza Norte , Megaplaza, Larcomar, Plaza Lima Sur.etc.
El centro Internacional  que sería el Callao.
Gracias a este crecimiento también creció la recaudación de los impuestos y con ello el mejoramiento de la infraestructura vial de Lima , de las viviendas , y del auge  en materia de  construcción de edificaciones multifamiliares.


Lima es una de las ciudades más grandes de Sur América, sobre todo dado el tamaño intermedio del Perú desde el punto de vista demográfico.

Los canales de integración de Lima a la economía mundial son principalmente: financieros, comerciales y, hasta cierto punto, culturales. La integración de Lima a la economía globalizada se está dando a través de los servicios (financieros, hoteles, información, turismo, remesas), con una característica importante: Lima se está integrando más al exterior que al interior, pero no lo está haciendo a partir de una base exportadora de productos sino de servicios. Esto hace que la integración de Lima en la denominada globalización no esté favoreciendo al resto de regiones y tampoco a toda la población de Lima.
Por ello, cuando se discute los efectos del TLC o de cualquier tratado de libre comercio hay que tomar en cuenta no sólo al sector específico sino a la región o la ciudad donde funciona el sector, pues para que la globalización tenga un efecto favorable ésta deberá tener efectos multiplicadores hacia otros sectores no directamente involucrados, pero articulados con los sectores exportadores.
En este sentido si sectores productivos de Lima, los textiles por ejemplo, hacen parte de un tratado de libre comercio, y estos sectores tienen pocas relaciones con otros sectores de Lima y del resto de regiones, entonces el impacto de la apertura será limitado, por falta de integración económica regional previa.




ACCION DE LOS GOBIERNOS  POR  DESCENTRALIZAR
  
El Perú todavía sigue siendo un país altamente centralizado ya que según Efraín González de Olarte, Lima concentra el :
- 29% de la población nacional,
- produce el 48% del PBI nacional,
- se genera el 55% del ingreso nacional,
- produce el 70% del PBI industrial,
- concentra el 52% de los servicios gubernamentales,
- recauda más del 90% de impuestos. Ante esto, las regiones solo reciben algo más de un 15% del presupuesto nacional convirtiéndolos en meros receptores de los ingresos del Poder Central.
   
Además debemos  mencionar una escasa participación de los ciudadanos en los asuntos de los Gobiernos Locales y Regionales , instituciones burocráticas ineficientes que impiden un verdadero proceso de descentralización.
   
La Constitución de 1979 recoge estas demandas en tres frentes principales  las cuales  son:
1.-  La democratización de los gobiernos municipales (provinciales y distritales);
2.-  La regionalización del país y
3.-  El establecimiento de gobiernos regionales y de esta manera lograr  la desconcentración administrativa del poder Ejecutivo.

Sólo recientemente, a partir de la dación de la Constitución de 1979, los alcaldes y consejos provinciales y municipales son electos democráticamente, en lugar de ser designados por el poder Ejecutivo sin ninguna participación de la población local (esta práctica tuvo un antecedente en la década del 1960 durante el gobierno del presidente Fernando Belaunde Terry).
  
La Ley de Municipalidades (1984) otorga a los municipios provinciales y distritales una amplia gama de responsabilidades de gobierno, pero en los hechos los municipios cuentan con recursos muy limitados para que puedan asumir efectivamente tales responsabilidades.

PRIMER INTENTO

 Durante el gobierno aprista de Alan García (1985-1990) se dio un fuerte impulso a la descentralización, en cumplimiento del mandato establecido por la Constitución de 1979. Se establecieron 13 regiones administrativas, estas eran:
1.-región Grau
2.-región Nor oriental del Marañón
3.-región Amazonas
4.-región Víctor Raúl haya de la Torre- San Martín
5.-región chavín
6.-región Andrés Avelino Cáceres
7.-región Ucayali
8.-región Lima
9.-región Libertadores Wari
10-región inka
11-región Arequipa
12-región José Carlos Mariátegui


 Los presidentes de las asambleas regionales fueron elegidos a través de votaciones generales y secretas en cada una de las regiones constituidas. La Asamblea Regional estaba compuestas por tercios: un tercio por los alcaldes provinciales y los otros dos tercios compuestos de representantes de los partidos políticos y de las organizaciones de base.
  
Este proceso de regionalización fue suspendido por la primera administración del presidente Alberto Fujimori (1990-1995). Las autoridades electas fueron cesadas y el ejecutivo nominó más bien, en calidad de presidentes transitorios, a gente de su confianza. La producción de estadísticas agregadas por regiones fue también suspendida.

  SEGUNDO INTENTO

La nueva Constitución de 1993 modifica la normatividad de la descentralización, dándole un carácter abierto y permanente, bajo la iniciativa y mandato de las poblaciones locales.
  
Conjuntamente con la descentralización, durante los años noventa también se avanzó en la desconcentración del sistema de la administración pública. Los ministerios, cuyas sedes se encuentran localizadas en Lima, fueron redefinidos funcionalmente, asignándoseles la función normativa. La ejecución pasó a la responsabilidad de órganos desconcentrados, con direcciones departamentales, y unidades operativas en los niveles provinciales y distritales. Todos estos órganos desconcentrados debían articular sus funciones a través de las respectivas secretarías regionales en los hechos, las sedes centrales de los ministerios retuvieron un amplio control sobre la administración pública, situación que se ha acentuó durante el gobierno del  dictador Fujimori.

  TERCER INTENTO:

Luego de 11 años de la dictadura, en el Gobierno del presidente Alejandro Toledo se eligen por votación popular los 25 Gobiernos Regionales que tiene actualmente el Perú; es decir, que los departamentos se convierten en regiones y que a partir de ello. A partir de las elecciones municipales y regionales en el año 2002, se inician nuevas reformas para enrumbar una nueva república des centralista.
   
Las funciones del Gobierno Central debían ser la de seguridad, Defensa Nacional, Estabilidad Económica, promoción del desarrollo del empleo, etc. Al Gobierno regional le tocaba el rol fundamental de promover el desarrollo mediante grandes proyectos de infraestructura. Además debe ser la institución impulsora del desarrollo de la región atrayendo a capitales extranjeros. Finalmente la labor de los Gobiernos Locales debían ser los servicios y la preocupación por programas sociales, llámese salud, educación, etc.
   
En  diciembre del 2007, el Congreso de la República aprobó finalmente la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, con lo cual se completa el marco legal del proceso de descentralización. La importancia de la norma radica en que ordena la intervención del gobierno nacional en el desarrollo de las políticas nacionales y sectoriales. Para ello, toma tres decisiones importantes:
-  En primer lugar, define las competencias exclusivas del Gobierno Nacional y establece las relaciones de coordinación y cooperación intergubernamental en cuanto a las competencias compartidas.
En segundo lugar, crea el Consejo de Coordinación Intergubernamental (CCI), cuyas principales funciones son la coordinación y definición de políticas públicas, y la supervisión de los avances del proceso de descentralización, estará presidido por el Presidente del Consejo de Ministros, con la participación de los Presidentes Regionales y una representación de alcaldes.
En tercer lugar, establece que las competencias compartidas entre los tres niveles de gobierno serán definidas en las Leyes Orgánicas de los sectores.

El proceso descentralista enfrenta pues un doble desafío. Por un  lado, el de renovar un consenso social y político respecto de su consolidación y profundización, tarea nada fácil teniendo a un gobierno que más allá del discurso tiene muy poca voluntad política para hacer avanzar la reforma. Por otro lado, los gobiernos regionales y municipales necesitan mostrar resultados concretos de su gestión, ya que  la descentralización es un canal clave para impulsar gobernabilidad, participación, ejercicio de ciudadanía, formación de una cultura donde predomine el respeto de los derechos y obligaciones tanto individuales como colectivas, requiriendo una Reforma del conjunto del Estado y de sus relaciones con el territorio y la sociedad.
El mayor problema de la descentralización estatal es que ésta se hace en un país con una centralización “dura”, que combina en Lima concentración económica, centralización política y concentración del capital humano, que en su conjunto han generado un crecimiento divergente entre Lima y el resto del país, que inhibe cualquier esfuerzo de desconcentración económica y hace de la descentralización estatal y fiscal un proceso cuesta arriba.

La descentralización estatal tendrá que buscar más resultados políticos, por ejemplo una mayor democratización y mayor participación, pero no necesariamente mayor desarrollo económico, a menos que el sector privado descentralice su inversión de una manera deliberada, consistente y planificada, cosa poco probable en un contexto en el que cada empresa busca de competir con otras en lugar de cooperar. Obviamente, es aquí donde se necesitan gobiernos regionales promotores de desarrollo regional y liderazgos empresariales claros y descentralistas.

  CONCLUSIONES
En las últimas cuatro décadas hubo diversas iniciativas descentralistas que carecieron de coherencia y sostenibilidad. Avances, retrocesos y muchas frustraciones han sido el resultado predominante en esta etapa.
Enorme trascendencia para el futuro del país constituye la forma en que se plantee el establecimiento de las regiones. Esto supone contar con unmodelo propio de ocupación del suelo, es decir, cual debería ser la administración política y la distribución geográfica de nuestra población, de tal forma que genere espacios integrados que potencien el uso racional de los recursos naturales y contribuyan al desarrollo económico sostenible.
Lo que se haga o deje de hacer en este aspecto, tendrá impacto directo en la vida de millones de peruanos en los años venideros.
Para lograr un proceso de descentralización en nuestro país, hace falta vincular la necesaria transformación de un Estado ineficiente y excluyente, con la ampliación de los derechos democráticos y la reducción de las desigualdades sociales y económicas.
La descentralización es una dinámica social y política de gran complejidad, en la cual confluyen diversos factores económicos, fiscales, políticos, institucionales y culturales.
El referendúm dijo NO a la propuesta de regionalización propuesta por el Gobierno toledista, lo que no quiere decir que la población peruana esté en contra de la descentralización, en realidad es un rechazo a una propuesta que es meramente administrativa y con tendencia burocrática. Los peruanos queremos descentralizar el país porque es una necesidad urgente para lograr realmente un desarrollo que incluya a todos los peruanos y que permitirá potenciar los recursos que poseemos en beneficio de los peruanos.


LA DESCENTRALIZACIÓN HOY

Se asume que el desarrollo económico tiene como prerrequisito la Descentralización. Se ha difundido la idea de que los gobiernos locales o municipales son las instituciones ideales para la descentralización, al mismo tiempo la descentralización no es un proceso que tenga asegurado de antemano su éxito, es importante tener en cuenta que la descentralización es el proceso de transferencia del Poder, de capacidades de decisión y de recursos del centro a la periferia; es un medio económico y un fin político. Por consiguiente su éxito dependen de la ingeniería institucional y la política que asegure que la transferencia de poder y recursos del centro a la periferia se legítima, irreversible,
eficiente y sostenible”. En suma, para una real descentralización se requieren tres elementos, territorio, autonomía y
real práctica democrática,  como señala Pedro Planas  “Su dimensión territorial intermedia su potestad normativa, su autonomía económica y administrativa (con rentas propias) y muy especialmente, su carácter electivo o representativo”.

El Perú no ha constituido aún elementos primordiales para ir construyendo la descentralización, y uno de esos elementos es la construcción de un país totalmente comunicado, cosa que nuestro país carece, pues en esa comunicación comienza la integración y las oportunidades de pueblos relegados y olvidados; asimismo no se han estructurado bases sólidas para la descentralización, es decir no se han creado núcleos de desarrollo en el interior del país que pueden competir con la capital y que a la vez aspiren a ser autónomas en su manejo político económico administrativo y fiscal, sin embargo no podemos pensar en acrecentar los poderes en los gobiernos regionales y locales en forma automática y que ello nos traiga como consecuencia una buena administración, pues podría suceder lo contrario es decir, que abarcando mucho se pueda crear una burocracia mayor y más  ineficiente de la que ya existe, contribuyendo al estancamiento de gestiones administrativas, al colapso burocrático y al déficit fiscal. Esto generaría inestabilidad
política económica y social elementos suficientes para ahuyentar la inversión privada.
La descentralización por sí sola no es sinónimo de desarrollo, tiene que complementarse con una serie de medidas económicas, administrativas, sociales y culturales, que le tienen que anteceder, para que en conjunto se logre un desarrollo mancomunado y duradero, pues la historia nos muestra que en el pasado se intentaron soluciones políticas totalmente aisladas de lo económico y social, y como era de esperar estos experimentos fracasaron rotundamente, no
podemos en la actualidad caer en el mismo error. Todos los objetivos deben llevarse a cabo mediante un proceso gradual, constante pero eficiente y firme y no con política de gobierno sino de Estado, es decir con un planteamiento que se continúe de gobierno a gobierno.